miércoles, 2 de abril de 2008

OBJETIVOS: HABLAR POR HABLAR

Estoy reescribiendo el guión en base al informe que Daniel Campos me hizo. Una de las cosas que me comentó, y que por supuesto, tiene razón, es que a la hora de escribir un guión el objetivo de cada uno de los personajes tiene que estar claro. Y deben dedicarse a ello a toda costa o carecerán de sentido.

En interpretación hay una máxima parecida por la cual tú, como actor, debes de tener un propósito en la escena y estar concentrado en conseguirlo durante todo el tiempo que estés en el escenario, aunque dicho propósito sea simplemente cruzar de un extremo al otro del tablado. Puede que sea la cosa más sencilla del mundo... o puede que encuentres obstáculos en el camino, pero un personaje que no hace nada o que no sabe qué es lo que hace en escena... no es que no exista, es peor: estorba.

Darío, el protagonista de Gambito, tiene muy claro su objetivo. Pero, a la hora de la verdad, lo cierto es que no empieza a perseguirlo con claridad hasta la página 36, en mitad del guión. Dany me dijo que no era suficiente.

-Es como cuando tu novia te dice "no me basta que me digas que me quieres: necesito que me lo demuestres".

Me pareció una gran forma de ejemplificarlo.

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