Partimos de la base de que queríamos rodar una película de género. Una película de género… con presupuesto cero. Un thriller urbano, concretamente. Algo que pudiese impactar y cuyo metraje no excediese de los noventa minutos. Y que fuese creíble.
Cuando dejamos la relación mi novia y yo el año pasado escribí un guión basado en esa experiencia. Nunca pensé en rodarlo, pero necesitaba escribirlo para sacarlo fuera. Curiosamente, fue el primer guión que terminé completo en toda mi vida. Un guión cerrado, sin lagunas, con unos personajes que traspasaban el papel. A todo el mundo que lo leyó le gustó. Y se podía rodar. Pero no quería filmarlo. Hubiera sido demasiado… doloroso, quizás. Aparte que hubiera sido otra típica película española, con personajes hablando durante noventa minutos. Me gusta el cine español. Me gusta las películas en las que la gente habla –al menos si los diálogos están bien escritos – pero yo quería otra cosa. No obstante, tomamos un poco de ese guión y otro poco de otros guiones que nunca había llegado a terminar ni filmar. Quería que este proyecto fuese la suma de todos los años que he dedicado a la interpretación. Así podría decir que no he estado desde que me fui de Yecla tocándome los huevos. He estado todo ese tiempo preparando una película. Esta película.
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